La refracción para los niños puede explicarse como la curvatura de la luz cuando pasa de un material transparente a otro. Imagínese mirar un lápiz colocado en un vaso de agua: parece doblado en la superficie donde se encuentran el agua y el aire. Esta curvatura de la luz se debe a la refracción. Esto sucede porque la luz viaja a diferentes velocidades a través de diferentes materiales, lo que hace que cambie de dirección.
En pocas palabras, la refracción se refiere al cambio de dirección de la luz cuando pasa de una sustancia a otra, como el aire a través del agua o el aire a través del vidrio. Este cambio se produce porque la luz viaja a diferentes velocidades en diferentes materiales. Cuando la luz entra en un material nuevo en ángulo, un lado del haz de luz se ralentiza o acelera frente al otro lado, lo que hace que la luz se doble o cambie de dirección.
En términos muy breves, la refracción es la curvatura de la luz cuando pasa de una sustancia (como el aire) a otra sustancia (como el agua o el vidrio). Esta curvatura se produce porque la luz cambia de velocidad al pasar de un material a otro. La flexión es lo que hace que los objetos vistos a través del agua o el vidrio parezcan distorsionados o desplazados cuando se ven a través del aire.
El reflejo para los niños es el rebote de la luz cuando incide en una superficie, como un espejo. Cuando la luz incide sobre una superficie lisa y brillante, como un espejo o un lago en calma, no la atraviesa, sino que rebota de manera predecible. Esta retroalimentación de rebote se llama reflexión. Nos permite ver nuestros reflejos en espejos y objetos como árboles y edificios reflejados en el agua. La reflexión es lo que hace que los objetos brillantes sean brillantes y visibles para nosotros.