La técnica de compresión de pulsos es un método de procesamiento de señales utilizado en sistemas de radar y sonar para mejorar la resolución y la capacidad de detección de pulsos. Al transmitir un pulso modulado de larga duración y luego comprimir el eco recibido en un pulso de menor duración, esta técnica mejora la relación señal-ruido y permite una resolución más precisa de los objetivos. El proceso implica codificar el pulso con un patrón de modulación específico, como codificación de frecuencia o fase, y luego usar un filtro adaptado en el receptor para comprimir el pulso en el tiempo.
El método de compresión de pulsos implica la transmisión de un pulso largo que se modula con una codificación específica, como la modulación de frecuencia lineal (chirp) o la codificación de fase (codificación por desplazamiento de fase binaria). Cuando se recibe el eco, un filtro adaptado correlaciona la señal recibida con el código transmitido, comprimiendo efectivamente el pulso en un pulso mucho más corto. Este método permite las ventajas tanto de los pulsos largos, que tienen alta energía y mejores relaciones señal-ruido, como de los pulsos cortos, que proporcionan alta resolución.
La compresión de pulsos en el sonar funciona según los mismos principios que en el radar, utilizando pulsos codificados largos para lograr una detección de alta resolución de objetos submarinos. En los sistemas de sonar, la compresión de pulsos mejora la detección de objetos al permitir la transmisión de pulsos largos que pueden viajar más lejos y distinguirse más fácilmente del ruido de fondo. Luego, los ecos recibidos se procesan para comprimir la duración del pulso, lo que permite una medición precisa de la distancia e imágenes detalladas de las características submarinas. Esta técnica es particularmente útil en aplicaciones como cartografía submarina, navegación y detección de objetos.