El principio de funcionamiento de un reflector de esquina se basa en el concepto de reflexiones múltiples. Un reflector de esquina consta de tres superficies planas mutuamente perpendiculares, como la esquina interior de un cubo. Cuando una onda electromagnética, como una señal de radar, incide en el reflector de la esquina, experimenta tres reflejos, uno de cada una de las tres superficies. Estas múltiples reflexiones hacen que la onda regrese en la dirección de donde vino, sea cual sea el ángulo de incidencia. Esta propiedad hace que los reflectores de esquina sean muy eficaces a la hora de reflejar señales hacia su fuente.
El principio de funcionamiento de un reflector angular se basa en la disposición geométrica de sus superficies. Las tres superficies perpendiculares aseguran que una onda entrante se refleje paralelamente a la dirección de donde proviene. Esto se consigue mediante la ley de la reflexión, que establece que el ángulo de incidencia es igual al ángulo de reflexión. Después de tres reflexiones en el reflector de la esquina, la onda emerge paralela a su trayectoria original, lo que la hace útil en aplicaciones como sistemas de radar e instrumentos ópticos.
El principio de funcionamiento de un reflector, en general, es redirigir la luz u otras ondas electromagnéticas haciéndolas rebotar en una superficie reflectante. Cuando las ondas encuentran una superficie reflectante, se reflejan según la ley de la reflexión. Los reflectores pueden ser planos, curvos o en forma de cuña, cada uno de los cuales está diseñado para controlar la dirección y el enfoque de las ondas reflejadas. Los reflectores se utilizan en una variedad de aplicaciones, incluida iluminación, antenas y dispositivos ópticos, para mejorar la intensidad de la señal, dirigir la luz o mejorar la visibilidad.
Los espejos de esquina, o reflectores de esquina, funcionan reflejando la luz u otras ondas hacia su fuente utilizando tres superficies reflectantes perpendiculares. Cuando la luz entra en el espejo de la esquina, experimenta una serie de reflejos en cada una de las tres superficies. Debido a los precisos ángulos de 90 grados entre las superficies, la luz se refleja en la dirección de donde proviene. Esta característica se utiliza en diversas aplicaciones, como retrorreflectores en vehículos y bicicletas, donde es importante reflejar la luz directamente hacia su fuente para mejorar la visibilidad y la seguridad.