Una antena de haz funciona enfocando la energía de radiofrecuencia en una dirección específica, mejorando la intensidad y la recepción de la señal hacia un objetivo o dirección deseada y minimizando la radiación de la señal en otras direcciones. Esta capacidad direccional se logra mediante el diseño de los elementos de la antena, que normalmente consisten en elementos y reflectores o directores accionados. El elemento impulsado está conectado al transmisor o receptor, mientras que los reflectores y directores están ubicados estratégicamente para crear un patrón de haz. Al ajustar las longitudes y el espaciado de estos elementos, las antenas de haz pueden lograr una alta ganancia, que enfoca la energía radiada en un ancho de haz estrecho, mejorando la transmisión o recepción de la señal en distancias más largas en comparación con las antenas omnidireccionales.
La altura de una antena de haz depende de varios factores, incluido el área de cobertura deseada, la frecuencia operativa y las consideraciones del terreno. En general, colocar una antena de haz más alto aumenta su alcance efectivo y mejora su rendimiento en términos de intensidad y direccionalidad de la señal. Para las frecuencias VHF y UHF, las antenas de haz suelen montarse a varios metros sobre el nivel del suelo para minimizar la interferencia de los objetos y el terreno circundantes y para lograr una línea de visión más clara hacia los puntos de comunicación distantes. La recomendación de altura exacta puede variar según factores ambientales específicos y requisitos operativos.
La dirección del haz en los sistemas de antena implica ajustar dinámicamente la dirección del lóbulo de radiación principal de la antena sin mover físicamente toda la estructura de la antena. Esta capacidad es crucial en aplicaciones como radar, sistemas de comunicaciones y redes inalámbricas, donde es necesario mantener o cambiar la dirección de transmisión o recepción de la señal. Las técnicas de dirección del haz incluyen métodos electrónicos como antenas de matriz en fase, donde la fase relativa y la amplitud de las señales de los elementos de antena individuales se controlan electrónicamente. Al ajustar estos parámetros, la antena puede dirigir su haz principal a diferentes ángulos u objetivos de forma rápida y precisa, lo que permite un funcionamiento adaptable y flexible en diversos escenarios.