El radar emite radiación electromagnética en forma de ondas de radio. Estas ondas son generadas y transmitidas por sistemas de radar para detectar objetos, determinar su alcance, velocidad, dirección y otras características en función de las señales reflejadas. La emisión de ondas de radar permite que los sistemas de radar funcionen eficazmente en diversas aplicaciones, como vigilancia militar, control del tráfico aéreo, vigilancia meteorológica y navegación.
El tipo específico de radiación emitida por los sistemas de radar se encuentra en el espectro de radiofrecuencia (RF). Las ondas de radar suelen tener frecuencias que van desde megahercios (MHz) a gigahercios (GHz), según la aplicación y el diseño del sistema de radar. Estas ondas son radiaciones no ionizantes, lo que significa que no tienen suficiente energía para ionizar átomos o moléculas, a diferencia de las radiaciones ionizantes como los rayos X o los rayos gamma.
La cantidad de radiación emitida por los sistemas de radar varía según factores como la potencia del radar, el diseño de la antena, la frecuencia de funcionamiento y el ciclo de trabajo. Los sistemas de radar modernos están diseñados para emitir radiación dentro de los límites de seguridad establecidos por las normas y regulaciones internacionales para minimizar los riesgos potenciales para la salud de los operadores, el personal vecino y el público en general. Los niveles de exposición a la radiación generalmente están controlados por controles de ingeniería, procedimientos operativos y estándares de seguridad para garantizar el cumplimiento de las pautas de seguridad.
Aunque el radar emite radiación no ionizante, que generalmente se considera segura dentro de los límites reglamentarios, existen peligros potenciales asociados con una exposición excesiva o inapropiada. Los sistemas de radar de alta potencia, en particular los radares militares y ciertos tipos de radares meteorológicos, pueden producir efectos de calentamiento localizados si el personal está expuesto a corta distancia durante períodos prolongados. Además, los operadores de radar y el personal de mantenimiento deben seguir protocolos de seguridad para minimizar los riesgos de exposición y garantizar condiciones operativas seguras.
La longitud de onda de las ondas de radar varía según la frecuencia de funcionamiento del sistema de radar. Las longitudes de onda del radar pueden variar desde centímetros hasta metros, correspondiendo a frecuencias desde decenas de MHz hasta decenas de GHz. Por ejemplo, los sistemas de radar que operan a frecuencias más bajas (por ejemplo, banda S, banda L) tienen longitudes de onda más largas, mientras que aquellos que operan a frecuencias más altas (por ejemplo, banda X, Ku) tienen longitudes de onda más cortas. La elección de la longitud de onda afecta el rendimiento del sistema de radar, incluida la resolución, la capacidad de alcance y la sensibilidad a las condiciones atmosféricas y a las interferencias. Los ingenieros de radar seleccionan frecuencias operativas y longitudes de onda según los requisitos de aplicaciones específicas para optimizar el rendimiento y aliviar los desafíos operativos.