Ser pasivo se refiere a no actuar o expresarse de manera asertiva en situaciones en las que la acción o expresión podría ser esperada o beneficiosa. Esto a menudo implica una reticencia o vacilación a la hora de participar activamente o tomar decisiones, prefiriendo en cambio seguir la corriente o evitar el conflicto.
Ser una persona pasiva implica constantemente un comportamiento pasivo en diversas situaciones. Esto puede incluir evitar la confrontación, ceder ante las opiniones de los demás sin expresar los propios nervios y, en general, no imponerse ni tomar la iniciativa en las interacciones o los procesos de toma de decisiones.
Una persona pasiva a menudo se describe como pasiva o, alternativamente, se le puede llamar dócil, sumisa o no asertiva. Estos términos resaltan su tendencia a aceptar en lugar de desafiar o afirmarse en contextos sociales, profesionales o personales.
Los seres pasivos pueden referirse a entidades u organismos que no inician ni participan activamente en acciones en su entorno. Este término se puede aplicar a varios contextos, incluida la biología, donde los seres pasivos pueden carecer de movilidad o exhibir una interacción mínima con su entorno.
Si algo es pasivo, generalmente significa que no está actuando o reaccionando activamente ante una situación. Por ejemplo, un componente pasivo de la electrónica no genera ni controla energía sino que la deja pasar a través de él. En un sentido más amplio, pasivo puede indicar falta de iniciativa o actividad, ya sea en procesos físicos o en el comportamiento humano.