La técnica del radar de apertura sintética (SAR) utiliza señales de radar transmitidas desde una plataforma en movimiento, como un avión o un satélite, para crear imágenes de alta resolución de la superficie de la Tierra. Lo logra sintetizando electrónicamente una apertura de antena más grande mediante el procesamiento de señales en lugar de agrandar físicamente la antena. A medida que la plataforma se mueve, el SAR recopila los retornos del radar desde diferentes ángulos a lo largo de su trayectoria, que se combinan para formar una imagen detallada con una resolución mejorada en comparación con los sistemas de radar convencionales.
La técnica de apertura sintética en SAR implica procesar los ecos del radar recibidos desde múltiples posiciones a lo largo de la trayectoria del radar para simular una apertura de antena mayor. Al integrar las señales recibidas a distancia (apertura sintética), el SAR logra una resolución equivalente a la de una antena físicamente grande, lo que da como resultado imágenes más nítidas y detalladas de la superficie de la Tierra u otros objetivos.
El principio del radar de apertura sintética (SAR) gira en torno al concepto de procesamiento de señales coherentes en una longitud de apertura larga. A medida que la plataforma del radar se mueve y transmite continuamente pulsos de radar, recoge los ecos reflejados desde el suelo. Al combinar estos ecos de manera coherente y procesarlos con algoritmos avanzados, SAR cancela efectivamente el ruido y mejora la intensidad de la señal, lo que da como resultado imágenes de alta resolución que revelan hermosos detalles de las características del terreno, la vegetación y las estructuras artificiales.
El radar de apertura sintética (SAR) por satélite se refiere a sistemas SAR montados en satélites que orbitan la Tierra. Estos satélites utilizan tecnología SAR para recopilar datos sobre grandes áreas de la superficie de la Tierra de forma sistemática y repetida. Los sistemas SAR por satélite son esenciales para una amplia gama de aplicaciones, incluida la vigilancia medioambiental, la gestión de desastres, la agricultura y la inteligencia de defensa. Proporcionan cobertura global y pueden tomar imágenes de la superficie de la Tierra con calidad y resolución constantes, independientemente de la cobertura de nubes o la oscuridad.