La interferencia de engaño es una técnica de guerra electrónica destinada a engañar o confundir sistemas de radar, sensores o redes de comunicaciones mediante la emisión de señales que simulan las características de objetivos u objetos reales. A diferencia de la interferencia tradicional, que interrumpe las señales con ruido aleatorio o pseudoaleatorio, la interferencia por engaño implica la transmisión de señales que imitan la sección transversal del radar (RC), los patrones de movimiento u otros atributos de objetivos reales. Al hacerlo, la interferencia por engaño busca engañar a los operadores de radar o sistemas automatizados para rastrear objetivos falsos o ignorar amenazas genuinas, reduciendo así la efectividad de las capacidades de detección y selección de objetivos del enemigo.
La principal diferencia entre la interferencia y el engaño son sus objetivos y métodos en la guerra electrónica. La interferencia, en general, implica la interferencia o interrupción deliberada de señales de radar, comunicaciones o navegación mediante la emisión de ruido o señales de alta potencia. Su objetivo es degradar o perjudicar el rendimiento de los sistemas específicos reduciendo la claridad de la señal, aumentando el ruido de fondo o saturándolo. Por el contrario, las técnicas de engaño, como la interferencia de engaño, se centran en manipular o engañar a los sistemas enemigos mediante la transmisión de señales que crean percepciones o interpretaciones falsas del entorno operativo. El engaño tiene como objetivo explotar sesgos cognitivos o vulnerabilidades técnicas en los sistemas enemigos para lograr ventajas tácticas o estratégicas.
En ciberseguridad, el engaño se refiere a la práctica de introducir deliberadamente información, señuelos o trampas dentro de un sistema o red de información para engañar a los atacantes, detectar intrusiones o desviar su atención sobre activos auténticos. Las técnicas de engaño de ciberseguridad pueden implicar la implementación de servicios de red falsos, credenciales falsas o archivos falsos que parecen legítimos para los atacantes pero que están diseñados para activar alertas o recopilar inteligencia sobre amenazas potenciales. El objetivo del engaño de ciberseguridad es mejorar las capacidades de detección de amenazas, retrasar a los atacantes y recopilar información valiosa sobre sus tácticas, técnicas y motivos. Al aprovechar el engaño, los profesionales de la ciberseguridad tienen como objetivo mejorar la resiliencia general y la postura de seguridad de las redes y sistemas organizacionales contra actores maliciosos.