¿Qué entendemos por desorden de radar?

El desorden del radar se refiere a señales o ecos no deseados que aparecen en la pantalla del radar debido a reflejos de objetos estacionarios o perturbaciones ambientales. Estos reflejos pueden oscurecer la detección de objetivos genuinos, lo que dificulta que los sistemas de radar distingan entre el desorden y los objetos reales en movimiento. Las fuentes comunes de ruido de radar incluyen el rendimiento del suelo, el ruido del mar (olas y mares agitados), precipitaciones, aves, insectos, fenómenos atmosféricos y características del terreno. La gestión del desorden es crucial para que los sistemas de radar mantengan capacidades precisas de detección y seguimiento de objetivos en diversos entornos operativos.

La diferencia entre el ruido de radar y el desorden son sus fuentes y características. El ruido del radar se refiere a variaciones o fluctuaciones aleatorias en la señal del radar recibida que se originan en componentes electrónicos, ruido térmico o interferencias electromagnéticas en el propio sistema de radar. Generalmente se manifiesta como una señal de fondo que añade incertidumbre o reduce la relación señal-ruido (SNR) del sistema de radar. Por el contrario, el ruido del radar proviene de reflejos de objetos estacionarios o de factores ambientales como el terreno, la vegetación, los edificios o las perturbaciones atmosféricas. Las señales de desorden pueden parecer estructuradas y persistentes en relación con el ruido, lo que afecta el rendimiento del radar al enmascarar o distorsionar las señales de los objetivos en movimiento.

El ruido de las olas se refiere específicamente al ruido del radar causado por los reflejos de las olas en las superficies del agua, como océanos, lagos o ríos. Cuando los rayos del radar cruzan las superficies del agua, pueden reflejarse en las ondas, generando ecos no deseados que aparecen como desorden en las pantallas del radar. El ruido de las olas es particularmente frecuente en las aplicaciones de radar marítimo, donde la rugosidad de las superficies del agua y los patrones de las olas pueden producir rendimientos de radar fuertes y persistentes. La gestión del desorden de olas es esencial en la vigilancia y navegación marítimas para mantener pantallas de radar claras y garantizar una detección precisa de barcos y otros objetivos marítimos en medio de las duras condiciones del mar.