Se debe amplificar un pulso de radar para garantizar que la señal transmitida sea lo suficientemente fuerte como para viajar a través de la atmósfera e iluminar eficazmente objetivos potenciales. La amplificación aumenta la potencia del pulso del radar para superar las pérdidas experimentadas durante la transmisión, como la atenuación atmosférica y la dispersión. Esto garantiza que el pulso del radar mantenga niveles de energía suficientes para interactuar con los objetos del entorno y devolver ecos significativos al receptor del radar para su detección y medición.
El ancho del pulso en el radar es crucial porque afecta directamente la resolución del alcance del sistema de radar. La resolución de alcance se refiere a la capacidad del radar para distinguir objetos muy cercanos a lo largo de la línea de visión. Un ancho de pulso más corto da como resultado una mejor resolución del alcance, lo que permite que el radar distinga objetivos más pequeños o separe objetivos estrechamente espaciados de manera más efectiva. Por el contrario, un ancho de pulso más largo puede difuminar o fusionar objetivos, reduciendo la capacidad del radar para resolver detalles finos en la escena observada.
La compresión de pulsos se utiliza en sistemas de radar para lograr una resolución de alto rango manteniendo al mismo tiempo una energía de pulso transmitida adecuada. Al comprimir el pulso del radar en el tiempo mediante técnicas como el filtrado emparejado o la modulación de césped, la compresión del pulso reduce efectivamente la duración del pulso sin sacrificar energía. Este pulso concentrado de energía mejora la capacidad del radar para discernir objetivos con alta precisión, particularmente en entornos con desorden o reflejos múltiples, mejorando las capacidades de detección de objetivos y el rendimiento general del radar.
El radar funciona en modo pulsado principalmente para separar las señales transmitidas salientes de los ecos entrantes. Al emitir pulsos cortos de energía de radiofrecuencia y luego cambiar a un modo de recepción durante los intervalos entre pulsos, los sistemas de radar pueden medir con precisión el retraso y las características de las señales devueltas. Esta operación pulsada permite al radar distinguir ecos de diferentes objetivos, mitigar los efectos del desorden y la interferencia y optimizar el uso de la potencia transmitida para una detección y seguimiento efectivos de objetos en diversos escenarios operativos.