La fuente de ruido de los sistemas de radar incluye principalmente el ruido térmico, que surge del movimiento térmico aleatorio de electrones en componentes electrónicos como amplificadores y resistencias. Este ruido, también conocido como ruido térmico o ruido de Johnson-Nyquist, está presente en todos los dispositivos electrónicos y aumenta con la temperatura. Contribuye al ruido de fondo general del sistema de radar, afectando su sensibilidad y detección de señales débiles.
La figura de ruido en el radar se refiere a una medida de cuánto ruido introduce un receptor de radar en una señal en comparación con un receptor ruidoso ideal. Cuantifica la degradación de la relación señal-ruido (SNR) debido al ruido interno del receptor. Una figura de ruido más baja indica un mejor rendimiento del receptor, porque significa menos ruido adicional agregado a la señal recibida durante las etapas de amplificación y procesamiento.
Un radar emite sonidos que pueden describirse como chirridos o pulsos electrónicos. Estos pulsos suelen ser ráfagas cortas de energía de radiofrecuencia transmitidas a través de la atmósfera. El sonido producido por los impulsos del radar depende de la frecuencia operativa, la duración del impulso y las características de modulación del radar. Por ejemplo, los pulsos de radar pueden escucharse como chasquidos rápidos cuando se observan en un analizador de espectro o se demodulan utilizando el equipo adecuado.
El ruido del receptor en los sistemas de radar se refiere al ruido electrónico inherente presente en el propio receptor del radar. Este ruido incluye el ruido térmico de componentes electrónicos como amplificadores y mezcladores, así como otras fuentes, como el ruido de las uniones semiconductoras. El ruido del receptor reduce la SNR de la señal recibida, lo que afecta la capacidad del radar para detectar y medir objetivos con precisión, particularmente a distancias más largas o en entornos con altos niveles de ruido de fondo.
El ruido térmico en el radar es sinónimo del ruido de Johnson-Nyquist, que resulta de la agitación térmica de los portadores de carga (electrones) en materiales conductores en la electrónica del radar. Es directamente proporcional a la temperatura y al ancho de banda, lo que significa que temperaturas más altas o anchos de banda más amplios dan como resultado mayores niveles de ruido térmico. En los sistemas de radar, el ruido térmico contribuye significativamente al nivel de ruido general del sistema, lo que afecta la sensibilidad y la capacidad de detectar eficazmente retornos débiles del radar.