Beamforming en redes 5G (quinta generación) se refiere a una tecnología que mejora la eficiencia y capacidad de los sistemas de comunicación inalámbrica enfocando señales de radiofrecuencia hacia usuarios o áreas específicas. En 5G, la formación de haces normalmente se implementa utilizando conjuntos de antenas avanzados, como antenas de conjunto en fase, que permiten un control dinámico y preciso de la direccionalidad de la señal. Al dirigir haces a usuarios o dispositivos, las redes 5G pueden lograr velocidades de datos más altas, menor latencia y una cobertura mejorada en comparación con las generaciones anteriores. Este enfoque direccional reduce la interferencia y aumenta la intensidad de la señal, lo que permite un mejor rendimiento de la red en áreas urbanas densamente pobladas y admite aplicaciones como transmisión de video de alta definición, realidad virtual y dispositivos de Internet de las cosas (IoT).
MIMO (múltiple salida y entrada múltiple) y la formación de haces son tecnologías estrechamente relacionadas que se utilizan en 5G y otros sistemas de comunicaciones inalámbricas para mejorar la eficiencia espectral y aumentar el rendimiento de datos. MIMO implica el uso de múltiples antenas tanto en el transmisor como en el receptor para transmitir múltiples flujos de datos simultáneamente, explotando la diversidad espacial para mejorar la confiabilidad y capacidad de la comunicación. La configuración del haz complementa MIMO al enfocar estas señales transmitidas o recibidas en haces direccionales, mejorando la intensidad de la señal y reduciendo la interferencia. Juntas, las tecnologías MIMO y Formation permiten que las redes 5G admitan velocidades de datos más altas, una cobertura mejorada y una mejor experiencia de usuario, especialmente en entornos con alta densidad de usuarios y condiciones de canal dinámico.
En el contexto de las redes 5G, una cuadrícula de haces se refiere a una arquitectura de red en la que se utilizan múltiples haces direccionales para cubrir áreas o sectores geográficos específicos dentro de una celda. Este enfoque permite el uso eficiente de los recursos del espectro y mejora la capacidad de las redes 5G para atender a múltiples usuarios simultáneamente. Una rejilla de haces se puede ajustar y optimizar dinámicamente en función de la demanda del usuario, los patrones de tráfico y las condiciones ambientales, lo que permite técnicas de formación de haces adaptativas para dirigir los haces hacia usuarios o dispositivos activos. Esta reutilización espacial del espectro mejora la eficiencia de la red y permite que las redes 5G admitan una amplia gama de aplicaciones que requieren altas velocidades de datos, baja latencia y conectividad confiable entre diversos contextos urbanos y rurales.